Sobre los cimientos de una antigua casa, en un sueño unido a la pasión por el turismo, dos personas tomaron 3 años de sus vidas para darle sentido a un concepto de comodidad, privacidad y descanso:
Abrimos en el año 2005 para brindar un oasis de paz, arte y memorias, donde el tiempo parece haberse detenido y donde la armonía no pide permiso para estar.
Posee solamente 16 habitaciones con capacidad máxima para 32 personas, decoradas con piezas de artistas de toda la región, desde algunas de ellas se puede observar la grandiosa Sierra Nevada, transmitiendo esa sensación de confort y naturaleza que agrada al visitante.
Algunas con balcón y otras con terraza para leer, conversar o simplemente disfrutar de la paz y armonía que brinda el ambiente.
Con su piso “de ajedrez” que mira un techo de madera y friso, sus muebles antiguos, su arco que antecede a pasillos y corredores típicos de una postal, vitrales y flores, jarrones de barro y jardines de ensueño ….
Las baldosas son obra del maestro Alberto Muñoz, la pared de tapia, fue elaborada por Ovidio Marquina, Jaime Fonseca añadió su toque con un colorido vitral y Lutz Podolski moldeo la fuente de agua creando un atractivo y dinámico espacio, todo unido a los detalles de la casa hacen un acogedor lugar que incita a dormir y disfrutar de su ambiente.
